Las responsables de la residencia Félix Garrido de Sarriguren y del Balneario de Fitero, habilitados para acoger a personas mayores que viven en residencias y han dado positivo en coronavirus, han puesto en valor el procedimiento de acogida tanto para los afectados como para sus familias.

En este sentido Gemma Urralburu, de Félix Garrido, ha comentado en conferencia de prensa que uno de «los pilares» de la atención es la acogida, por lo que se ha potenciado para intentar «minimizar la fractura» en la misma, tanto de necesidades básicas como sanitarias para así «dar seguridad a los residentes y sus familias, otro pilar importante».

Y en este sentido ha indicado que se han establecido con ellas vías de comunicación diarias para informarles de cómo están sus allegados, respetando siempre la decisión de los residentes, a los que también se ha ofrecido medios para comunicarse con sus familiares.

Félix Garrido, por donde han pasado ya 62 personas, dispone de 52 plazas de las que a día de hoy están ocupadas 50 para cuya atención hay un equipo formado por 22 gerocultoras, 6 enfermas y fisioterapeutas, además del personal de servicios generales y las contrataciones de los servicios de cocina, limpieza y lavandería.

En el caso del Balneario de Fitero, con 22 personas de la ribera acogidas en él, Olga Cuairán ha agradecido al poyo recibido desde el sector publico y también de particulares, y explicado la importancia de la acogida porque muchos «abuelos» llegan «temeroros».

Sin embargo, ha asegurado, con el paso de los días «tanto ellos como sus familias» ven que este espacio es «un recurso de acogida igual o pretendemos hacerlo igual de bien que en sus propias residencias de origen».

Para ello cuentan con 4 profesionales de enfermería, 12 cuidadores, un médico, una persona de mantenimiento, dos auxiliares de cocina y los servicios de catering, lavandería y limpieza subcontratados, aunque Cuairán ha estimado que si se llega a la plena ocupación, 96 plazas, requerirían de hasta 40 cuidadores.